Sunday, February 15, 2009

Neuroplasticidad – otra razón para estudiar

A todos los profesores nos ha ocurrido escuchar las protestas de los alumnos cuando se les encarga trabajos, sobre todo a fin de ciclo. Allí aprovecho para decirles que, gracias a esos períodos intensos de focalización, podrían aumentar su capacidad intelectual. En realidad a lo que me estoy refiriendo es al descubrimiento de la Neuroplasticidad, o las adaptaciones físicas del cerebro a las exigencias a las que se le somete.

Durante sus casi 100 años de existencia, la ciencia neurológica ha tenido un dogma central: el cerebro adulto no tiene capacidad para mejorar, sólo para degenerar. Sin embargo, desde hace unos 7 años (esto ha sido escrito en el 2003), los neurólogos están confirmando que no sólo puede generar nuevas neuronas –neurogéneis -si no que además establece nuevas conexiones –neuroplasticidad. El cerebro, como muchos otros órganos, también responde al ejercicio. Con la neurogénesis se están ensayando terapias que estimulan a cerebros enfermos a auto-curarse. Es más, en un estudio publicado en la “Journal of the American Medical Association” se consigna que la actividad mental, tal como leer el periódico todos los días, puede mantener controlada a la temida Alzheimer.

Otro estudio confirma que un grupo de ejercicios diseñados tanto para la mente como para el cuerpo han mejorado el desempeño del cerebro: los ejercicios intensos han revertido el efecto de daños neurológicos. Pensamos que este tema no debe de resultar extraño a las personas que han meditado o han practicado la bioretroalimentación o se ha sometido psicoterapia, por que, a no dudarlo, el haber concentrado la mente en un objetivo ha causado un cambio en su comportamiento.

La plasticidad neuronal, también está siendo utilizada para curar ciertas dolencias tales como el Trastorno Obsesivo Compulsivo -TOC- en que los individuos que lo padecen sienten urgencias para realizar determinados actos y soportan también torrentes de ideas intrusivas que les perturba el tren normal del pensamiento. Como ejemplo de urgencia, ellos pueden sufrir una compulsión irresistible para lavarse las manos repetidamente luego de abrir una puerta porque la “perilla está llena de gérmenes dañinos.” En la película Mejor, imposible, Jack Nicholson encarna a un personaje con esta dolencia.

Los investigadores Jeffrey M. Schwartz y Sharon Begley en su libro The Mind and the Brain establecen como paso crítico para lograr la plasticidad cerebral el llamado Mindful Awareness que podemos traducir como “tomar conciencia con un propósito”; una suerte de enrumbar, con plena y completa responsabilidad y atención, los esfuerzos de la mente hacia un objetivo. Schwartz y Begley, además, han desarrollado un tratamiento para mejorar a las personas con TOC a través de un método de varios pasos, siendo el principal el Re-enfoque donde se aplica el Mindful Awarenes para que la persona dirija sus obsesiones y compulsiones hacia un comportamiento constructivo, por ejemplo, “voy a regar el jardín” en vez de “voy a lavarme las manos otra vez”.

En el mundo del estudiante –de todas las edades- la actividad intelectual intensa equivale al mencionado estado mental. Esta disposición del intelecto del alumno por aprender dispara un evento descrito por Schwartz y Begley, con estas palabras: “casi como la época del desarrollo del cerebro durante la niñez, la experiencia cambia la conectividad de las neuronas en respuesta a los circuitos que están más activos. El aprendizaje de nuevas habilidades refuerzan miles de millones de conexiones sinápticas.”

Es muy posible que la conocida curva de aprendizaje sea no sólo un resultado cognitivo por medio del cual se establecen sinergias entre distintas habilidades, si no también una re-configuración de nuestra red neuronal para hacerse más eficiente y por lo tanto más inteligente.

El alumno que entró a la universidad no es el mismo que el alumno que salió de ella y no solo por la madurez que adquiere como resultado de los años ni tampoco por la mayor cantidad de información o de técnicas que maneja, si no por que su cerebro ha sido reconfigurado para ser un instrumento de mucho mayor desempeño.

Este descubrimiento es definitivamente una razón para seguir estudiando.

 

René Gastelumendi, Noviembre del 2003

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